El cachorro espera que nosotros le guiemos,
enseñándole lo que es correcto (premiando) y lo que no lo es (reprendiendo),
Para él no existe el bien y el mal (el perro no tiene moral), sólo desea
complacernos comportándose como nosotros esperamos.
Por eso, es importante ser constantes y
coherentes en su educación, lo contrario puede confundirle y entonces no
obtendremos resultados.
Para enseñarle lo que no debe hacer debemos
distraerle de su acción a la vez que le decimos ¡NO!.
- Para distraerlo de su acción podemos
sorprenderlo con algún ruido alto y seco, como dar palmas o agitar un bote
metálico con monedas en su interior, etc.
- Le repetiremos la palabra ¡NO! para que la
asocie con que debe abandonar la acción que está realizando. Es importante
recordar que el cachorro no es sordo, así que evitemos gritarle para
reprenderle y no tendremos que gritarle nunca para que obedezca.
- Acompañar cualquiera de las acciones
anteriores con un rápido acercamiento hacia el cachorro. Si esto no es
suficiente, interpretemos ante él nuestro enojo agitando los brazos hasta
que nos preste atención.
Poco a poco bastará con decir NO, dar una palmada
o mostrarle el bote con monedas para que el
pequeño entienda.