El cachorro siente la necesidad de sentirse protegido y atendido continuamente. Debemos enseñarle que siempre volveremos a casa para atenderlo y que deseamos que nos espere tranquilo en casa.

Algunos perros se muestran agitados en exceso ante el regreso de su amo. En este caso puede resultar más eficaz sustituir el felicitar al cachorro por su buen comportamiento durante la espera por otro tipo de premio; por ejemplo, entrar con indiferencia (como si no nos hubiésemos ido) y llamarle desde la cocina para ofrecerle una galleta.